domingo, 31 de diciembre de 2017

Los partidos políticos y la política

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 31 de diciembre de 2017

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicó en su barómetro de noviembre que los “Políticos, Partidos Políticos y la Política” son el tercer problema más grave que tenemos los españoles. El primero continúa siendo el paro, obviamente; el segundo, la corrupción y el fraude; el tercero, la política; el cuarto, la independencia de Cataluña; y el quinto los problemas de naturaleza económica. Muy alejados de estos cinco -con puntuaciones cuasi anecdóticas- figura una amplísima batería de cuestiones que, por lo visto, no se consideran motivo de preocupación. Cito sólo algunas: la violencia contra la mujer, las pensiones, el consumo de drogas, el terrorismo internacional, los refugiados o la ausencia de un pacto educativo. En resumen, si nos centramos en los cinco ítems señalados como los problemas más importantes a los que hacer frente sí o sí, vemos que dos son de naturaleza económica y falta de empleo y los otros tres se circunscriben a que tenemos una clase política de baja calidad, muchos corruptos cerca del dinero público y algunos fanáticos independentistas que han generado un problema en Cataluña que desde la política no se ha sabido resolver y le toca resolverlo al Poder Judicial y los cuerpos policiales. Así estamos y así nos vemos.

En toda esta situación kafkiana -y un tanto sociopatológica, si me lo permiten- llama la atención la catalogación de la clase política, en general, como una fuente de problemas en lugar de ser identificada como uno de los mejores instrumentos que ayuden a conseguir una vida mejor, una mayor cuota de bienestar. Este cliché no es nuevo, por otra parte, ni exclusivo de los políticos nacionales. En su día Julio Camba, en una de sus maravillosas crónicas parlamentarias, escribió: “El Congreso es una magna asamblea de sofistas, de ergotistas y de retóricos que se entretienen en hacer silogismos y en chupar caramelos. En este edificio no triunfa nunca el que tiene más razón sino el que tiene más ingenio, más audacia y más retórica”.

No han cambiado mucho las cosas. Hoy en lugar de chupar caramelos los diputados se entretienen jugando con sus teléfonos móviles y hablando en corrillos, para desesperación de la presidencia de turno que se pasa cada sesión llamando a sus señorías “al orden”. En los parlamentos autonómicos triunfan los discursos ambiguos cargados de eslóganes que resaltan los agravios entre pueblos y regiones. Sobre los plenos municipales, qué les voy a contar. Ferrol es un caso paradigmático en el que su alcalde-presidente los califica como “plenos de la marmota” y a sus veinticinco integrantes los tacha de no estar a la altura ni ser merecedores de la confianza de los ferrolanos. Ahí es nada.

No hay comentarios :

Publicar un comentario