domingo, 22 de junio de 2014

Ferrol, Cádiz, Cartagena

De guarisnais
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 22 de junio de 2014

Decía el ex-alcalde Bello hace pocas fechas que el tiempo en Ferrol no se mide en años, se mide en épocas. Es una unidad de medida, como lo puede ser un cambio generacional, el paso de los gobiernos municipales, o el reinado de un monarca. Supongo que esta ocurrencia de medir el tiempo en épocas no es otra cosa que afirmar que todo en Ferrol se hace muy lentamente y, me permito añadir, no con el mejor de los resultados.

Comparemos el paso de una época, el juancarlismo, en las otras dos ciudades departamentales españolas, Cádiz y Cartagena, que comparten con Ferrol buena parte de su historia reciente. Las tres ciudades acogen a los Arsenales Navales, dependencias y escuelas de la Armada, y astilleros dedicados a la construcción civil y militar. Obviamente, cada una ha tratado de desarrollar otras muchas peculiaridades que les permitieran no tener una dependencia "absoluta" de la vida castrense tales como la pesca, sus puertos, industrias complementarias, comercio y turismo. Además de tratar de "vender" la propia imagen, la ciudad, su patrimonio, la acogida de sus gentes y el disfrute de sus fiestas locales.

Aquí es donde la evolución de las tres ciudades navales divergen, y mucho, especialmente en los últimos 25 años. En esta época tanto Cádiz como Cartagena han vivido una transformación extraordinaria. Son ciudades que tienen en común un alto nivel de desempleo (como Ferrol, por encima del 30%) una gran estabilidad política con el mismo alcalde desde 1995 -curiosamente en ambos casos son alcaldesas- y que debido a su clima sus ciudadanos viven las calles y plazas como si fuesen sus salas de estar. También están potenciando el turismo de cruceros, sus museos navales, o su pasado fenicio y romano, todo ello una vez hechos los deberes de presentar (y disfrutar) unas calles limpias, rehabilitados sus mejores edificios, peatonalizados sus cascos históricos y ajardinadas sus plazas, paseos y alamedas.

Ferrol, mientras tanto, ha mantenido su empecinamiento en destruir patrimonio. Cada alcalde (hasta 8) ha dedicado tiempo y dinero a derribar lo que hizo el anterior, sabiendo que el siguiente lo modificará. Haciendo que la plaza de España bata todos los récords de "obra en curso". Y todavía con la tarea pendiente de transformar, rehabilitar y modernizar la ciudad. Ahora buscando la forma de potenciar el turismo industrial, de encontrar fondos para recuperar Ferrol Vello y todavía acabando las infraestructuras que permitan sanear la ría. 

No sé si todo esto es consecuencia de que hubo demasiados alcaldes. ¿O será por que no hubo una alcaldesa al estilo gaditano y cartagenero? Lo sabremos cuando transcurra otra época. Que sea breve.

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