miércoles, 18 de junio de 2014

Patrimonio industrial, patrimonio mundial

De guarisnais.
Publicado en La Voz de Galicia, edición Ferrol, el 15 de junio de 2014

Definitivamente se ha abierto la carpeta del fomento del Patrimonio Industrial. Se celebrará estos días un congreso internacional pilotado por la Diputación, asistimos a la edición de nuevos libros, y recientemente impartió una ponencia en la Cidade da Cultura el ingeniero Manuel Lara, ferrolano, profesor universitario y uno de los máximos defensores del patrimonio industrial. Se crean múltiples rutas con vocación divulgativa y turística, como la ruta de la construcción naval, la de los faros, de las conserveras, se estudia la del pan de Neda y también otras rutas culturales como la del modernismo o la ruta de Torrente Ballester.

Sin embargo la carpeta titulada Patrimonio Mundial (antes Patrimonio de la Humanidad) está cerrada o al menos permanece abierta por la misma página desde hace muchos años, llena de problemas alrededor de los trámites que impiden que Ferrol de la Ilustración obtenga el reconocimiento que merece. Que si se presenta sola o junto a otras ciudades. Que si se gestiona a través de una fundación o a través de otro organismo. Que si se impulsa o se frena porque hay otras prioridades. De todo esto hubo y algo queda en una candidatura que cuenta con un gran trabajo técnico y documental que la respalda -ya expuesto en varias ocasiones- y de la que poco se sabe acerca de su órgano gestor y de las gestiones (permítaseme la redundancia) que realiza.

Se cumple ahora el quinto aniversario del nombramiento de la Torre de Hércules. Hace ya más de diez años del de la Muralla romana de Lugo, y Santiago de Compostela tiene el reconocimiento desde mediados de los años ochenta. También lo tiene el Camino de Santiago. Hoy día están trabajando con agilidad las candidaturas de la Ribeira Sacra, la de Baiona y los Pueblos Colombinos, y la del Folclore gallego, al menos que yo conozca. Todas ellas documentando sus méritos y con entes gestores constituidos y perfectamente enfocados hacia el objetivo de conseguir el valioso reconocimiento.

¿Para qué? La respuesta podría formularse con otra pregunta, "a lo gallego" que diría el todavía Rey: ¿conocen ustedes alguna ciudad o bien cultural que, una vez conseguida su proclamación como patrimonio mundial, haya empeorado? Claro que no. En todos los casos se produjeron importantes mejoras en las tareas de rehabilitación, consolidación, señalización, presencia en publicaciones especializadas e incremento exponencial del interés de vecinos y turistas hacia los bienes catalogados.

Ferrol comenzará a recoger los frutos del turismo industrial en los próximos años.  Ha comenzado ya a recoger los del reconocimiento internacional de la Semana Santa. A ver si alguien se acuerda también de la carpeta del Patrimonio Mundial.

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